Ojos de gato

Las luces de las farolas

invadían las calles dejando un rastro de calor. Un grupo de gatos callejeros rondaban por la calle, persiguiendo a un indefenso ratón negro de cola gris. Mientras continuaba mi camino hacia ninguna parte, observe como uno de los gatos callejeros, que había declarado la guerra al ratoncito de antes, se acercaba a mí.

Me agache para acariciarle suavemente el lomo, cuando note su delgadez.

El gato empezó a lamerme uno de mis zapatos con ansia y abandono. En ese momento contemple su rostro oscuro velado por dos ojos azul lapislázuli que hubiesen deslumbrado a los barcos antes de llegar al puerto. Cogí al indefenso animalito, le puse mi vieja chaqueta, recién lavada con olor a lavanda sobre él, lo acerque a mi pecho y le lleve hasta mi humilde casa, para que al menos los dos tuviésemos compañía.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Haciendo las palabras verdad


Tal vez porque me cansé de hacer flores de papel, lloré por última vez.
Los sentimientos se hicieron lágrimas, las lágrimas versos, los versos
palabras y la palabra se hizo verdad.
La verdad contó la historia de principio a final, sustituyendo proverbios
por besos.
Y la historia se escribió de nuevo, dándole gracias a una paloma blanca que ahora vuela con una sonrisa y alas nuevas.

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