Ojos de gato

Las luces de las farolas

invadían las calles dejando un rastro de calor. Un grupo de gatos callejeros rondaban por la calle, persiguiendo a un indefenso ratón negro de cola gris. Mientras continuaba mi camino hacia ninguna parte, observe como uno de los gatos callejeros, que había declarado la guerra al ratoncito de antes, se acercaba a mí.

Me agache para acariciarle suavemente el lomo, cuando note su delgadez.

El gato empezó a lamerme uno de mis zapatos con ansia y abandono. En ese momento contemple su rostro oscuro velado por dos ojos azul lapislázuli que hubiesen deslumbrado a los barcos antes de llegar al puerto. Cogí al indefenso animalito, le puse mi vieja chaqueta, recién lavada con olor a lavanda sobre él, lo acerque a mi pecho y le lleve hasta mi humilde casa, para que al menos los dos tuviésemos compañía.

Siempre igual


Siempre igual.
No te callas,
No te cansas.
No paras.
No piensas cuando hablas.

Siempre igual.
Una excusa para justificar.
Una objeción para criticar.
Una manera de cuestionar.
Una forma de mandar.

Siempre igual.
Algo que gritar.
Algo que ordenar.
Algo prohibir.
Algo que decir.
Algo que cuestionar.

Siempre igual.
Nunca cambiarás.
Nunca admitirás.
Nunca aceptarás.
Nunca aprobarás.

Siempre igual.
Odiando.
Insultando.
Ridiculizando.
Castigando.