Ojos de gato

Las luces de las farolas

invadían las calles dejando un rastro de calor. Un grupo de gatos callejeros rondaban por la calle, persiguiendo a un indefenso ratón negro de cola gris. Mientras continuaba mi camino hacia ninguna parte, observe como uno de los gatos callejeros, que había declarado la guerra al ratoncito de antes, se acercaba a mí.

Me agache para acariciarle suavemente el lomo, cuando note su delgadez.

El gato empezó a lamerme uno de mis zapatos con ansia y abandono. En ese momento contemple su rostro oscuro velado por dos ojos azul lapislázuli que hubiesen deslumbrado a los barcos antes de llegar al puerto. Cogí al indefenso animalito, le puse mi vieja chaqueta, recién lavada con olor a lavanda sobre él, lo acerque a mi pecho y le lleve hasta mi humilde casa, para que al menos los dos tuviésemos compañía.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mi enfermedad

Esta volviendo a mí esa enfermedad que me quito parte de mi juventud.
El dolor que me provocaron la perdida, las burlas, los gritos y los
murmullos a mis espaldas.
Intentas dejarme otra vez en rídiculo haciendorte la victima cuando 
en realidad tú eres el veneno que a provocado mi enfermedad.
Nadie comprenderá nunca lo que he pasado, lo que he sufrido,
y lo que me queda todavía si sigo callada y sufriendo en silencio
como he hecho hasta ahora.

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